Los rugios eran una tribu germánica, cuyo origen se remonta a la región de Rogaland en el sur de Noruega, significando literalmente "tierra arrugada", debido al relieve accidentado de los fiordos nórdicos. Del siglo III a. C. hasta fines del siglo I a. C., la población de esta área migra hacia el sur en búsqueda de zonas más calientes, a causa del descenso de las temperaturas de Europa en este periodo. Se establecen en la isla de Rügen, en el mar Báltico, dando su nombre a esta isla.[1]
La tribu es mencionada por el escritor romano Tácito en el siglo I, en su libro Germania. Según Tácito, los Rugii habitaban la costa del mar Báltico entre los ríos Vístula y Oder, eran vecinos de los godos y utilizaban escudos redondos y espadas cortas.[2] Existe un gran intervalo de registro histórico, con los rugios siendo citados después de Tácito solamente en el siglo V. Sin embargo, se pueden suponer indirectamente algunos acontecimientos. Presionados por las guerras contra los godos a finales del siglo I, los rugios son encontrados desplazándose hacia el sur, hacia la región del Danubio y los Cárpatos entre los años 200 y 300. En 390 se hacen un pueblo vasallo de los hunos invasores, junto a otras naciones germánicas, como los ostrogodos. Se convierten al cristianismo arriano. Las relaciones con el Imperio no son fáciles. Entre los años 430 y 441, Valips, un caudillo rugio, se rebeló y tras reunir bajo su mando un número desconocido de descontentos, conquistaron la ciudad de Noviodunum en el Danubio y forzaron al gobierno a firmar un tratado.[3] En el año 451 participan, al lado de Átila, en la invasión de la Galia y en la Batalla de los Campos Cataláunicos (batalla de Chalôns, fuente Sidonio Apolinar). Después de la muerte de Átila, se da la Batalla de Nedao en 454, donde una federación de pueblos germánicos derrota a los hunos y alcanza la independencia.